Después de explorar el encanto del pueblo y realizar una visita obligada al potro, ubicado detrás del «toril», hoy reconstruido y utilizado como apartamento, la ruta se encamina hacia un curioso huerto urbano adornado con hermosos laureles. A lo largo del camino, se despliega una panorámica atractiva del cercano Montejo y su sierra. Se atravesará un bosquete de melojos que rodea y señala los límites de los prados de siega.

En el trayecto, se pasa junto a una alameda que arroja sombra sobre el sendero, bordeada por característicos muros de piedra entre fincas valladas, donde crecen ciruelos silvestres y boneteros formando atractivos setos verdes. Además, junto a las fincas cultivadas con agua de una reguera que discurre paralela al sendero, se camina bajo la sombra de nogales plantados en los linderos.

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Distancia:1,92 km

Tiempo: 30 min

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Desnivel: +16 m

Tipo de recorrido: Circular

llanos y lomos